Adiós a los abuelos 'maleta': Ni de casa en casa, ni en la residencia
El pasar de casa en casa (algo muy común en España) se convierte para ellos en una situación difícil y también para sus hijos
Llegan a España las guarderías y residencias que juntan a niños y a mayores

Manuel L., de 82 años, es uno de los primeros mayores que este año ha decidido dejar su casa, en La Moraleja, e irse a vivir en compañía de su mascota Otto a uno de los 154 apartamentos de lujo que conforman 'Las Arcadias' El Encinar ... , un proyecto del grupo Layetana Living. «Mi vida ahora es más fácil ahora que antes. Cuando surge algún imprevisto aquí la solución es inmediata. Mis hijos, que viven los tres en Estados Unidos, están por fin tranquilos. Vivir aquí es la mejor decisión que he tomado en mi vida, porque me permite reaccionar de una forma distinta hacia el pasado y mirar al futuro».
«No es una residencia para gente mayor, es un espacio intermedio entre eso y la familia, que en España ha sido y suele ser un soporte hasta el final», recalca este residente. «Económicamente sale parecido pero es otro tipo de marco de vida. No supone un ancla, me da la libertad que necesito. Eso sí, el que venga tiene que tener intención de participar, de conocer a los otros, de compartir conocimiento».
Manuel, que ha sido ingeniero «de educación, formación y ejecución», como él mismo se describe, llegó a Las Arcadias hace exactamente siete meses y conserva una actitud súper positiva hacia la vida que le hace disfrutar plenamente de esta nueva experiencia. «No merece la pena pasar los últimos años sumido en lamentaciones, en el pasado, la melancolía, la falta o la tristeza», asegura, aunque reconoce que fue «duro cerrar la puerta de mi casa, de alguna forma desmantelar mi vida anterior y abrir esta otra, en un nuevo entorno».
Este es un lugar nuevo, «con compañeros diferentes, gente muy curiosa y con unas experiencias vitales muy interesantes. Somos personas que nos hemos organizado de alguna forma para vivir juntos e irnos cuidando los unos de los otros por el camino. Aquí estoy muy arropado. Si no bajo a comer a los dos minutos alguien me llama para ver si estoy bien o preguntar dónde estoy», explica.
Los residentes de Las Arcadias pueden disfrutar de esta etapa de la vida sin preocupaciones, pero también sin renunciar a nada, porque en este particular espacio disponen de todos los servicios que puedan necesitar a su alcance: Servicio de fisioterapeuta, lavandería, peluquería, capilla,vigilancia, biblioteca, enfermería las 24 horas del día los 365 días al año para tranquilidad de inquilinos y familiares y atención médica una vez a la semana… y si no quieren cocinar, pueden optar por bajar al restaurante a desayunar, comer o cenar. .
En este lugar no hay horarios ni obligaciones de asistir a nada. «Nosotros no juntamos a los residentes por sus capacidades, en todo caso proponemos algún acto para que se conozcan y si entre ellos surgen algunas sinergias perfecto. Hay tantas mesas en el restaurante como apartamentos. Si quieren compartir mesa es un tema personal de cada residente. Son apartamentos en régimen de alquiler, nosotros no regimos la vida de los residentes. De hecho puede darse el caso de que algunos residentes estén todavía en activo».
Combatir la soledad
Las personas que se acercan a este formato pueden elegir entre apartamentos de 1 ó 2 dormitorios, completamente equipados con cocina, salón, baño, y si lo desean, terraza o bajo con jardín individualizado. «Yo me he traído todos los muebles de mi casa anterior», señala Victoria. No quería tener esto atiborrado, sino ligero, y con las cosas que deseo tener hasta que me muera», relata Victoria, que tuvo conocimiento de este concepto gracias a su consuegra, usuaria de Las Arcadias en Barcelona.
«Ahora estoy encantada, feliz. Antes tenía que tener dos muchachas que era lo que tenía y no me dejaban hacer nada sola. Ahora entro, salgo, hago lo que quiero. Me encuentro muy bien, voy y vengo, tengo a mi perro conmigo, y estoy rodeada de un grupo espléndido de gente, educados, listos.. Todo el mundo es agradable y delicioso», asegura esta mujer.
La idea pasa también por combatir, de alguna forma, la soledad. Es un hecho que aumenta cada año el número de mayores que deciden, como Manuel y Victoria, 'independizarse' y dejar de sentirse como una carga o que sus familiares se sientan culpables. «Es verdad que muchos optan por permanecer en su propio domicilio y para el día a día contar con ayuda, bien de los hijos, bien de personal externo. Pero esa situación, con el paso de los años, la aparición de enfermedades y la situación de soledad, requiere de una solución a medida», explican desde esta organización.
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«Bajo estas premisas creamos este concepto -comenta Regina González Taberna, responsable del proyecto- y hablamos de algo más que de soledad. Aquí se sientan proactivos, ellos proponen qué, cómo cuándo y dónde quieren hacer sus actividades». Son los nuevos abuelos.
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